Una Luna creciente

Nuestro año nuevo empezó con una sorpresa bastante gorda, y volvíamos a Madrid tras pasar las navidades en EEUU estando bastante seguros de que Corina estaba embaraza. Al llegar, fuimos directos a una consulta médica y se confirmó: estaba de 5 semanas (desde ese momento adoptamos el idioma de las semanas tan propio de los embarazos). En ese momento no había mucho que ver. Sin embargo, en nuestra siguiente cita médica (unas 9 semanas), ya pudimos escuchar el latido de la bebé.

Ya en la semana 12 nos anticiparon que tenía pinta de ser niña, y pudimos ver una forma que ya iba pareciendo humana. Corina aguantó el aliento, nerviosa, durante toda la ecografía esperando a que se moviera, y finalmente cuando hizo un ligero movimiento, se le cayeron las lágrimas. Yo directamente me pasé toda la ecografía llorando como un niño pequeño.

Our 12 week announcement.

En la semana 20 nos confirmaron lo que ya sospechábamos: ¡era una niña!. Comprobaron que todo estaba desarrollándose con normalidad y nos dieron las primeras mediciones: todo en torno al percentil 50 menos la longitud del fémur, que estaba casi en el 100. Sí, nosotros también imaginamos que será alta la niña.

Tuvimos que esperar 2 meses, hasta la semana 28, para volver a ver a la pequeña Luna, y todo seguía desarrollándose bien, según lo esperado (también seguía siendo una patilarga). A las 30 semanas decidimos coger una cita para hacer una eco 5D, ya que no aguantábamos la curiosidad de ver cómo era esa carita. Durante toda la eco estuvo agarradita a la placenta y al cordón umbilical (es una mimosa de mucho cuidao), pero finalmente dejó que le viéramos un poco la carita, e incluso nos sacó la lengua, como podéis ver en la última imagen.

30-week 5D ultrasound with plenty of smiles.

A finales de julio la volveremos a ver, así que ya actualizaremos el blog con la nueva eco.